Reseña: Ne Obliviscaris 'Exul'

Reseña: Ne Obliviscaris 'Exul'

Me hace mucha gracia cuando oyes decir a alguien eso de: “yo escucho de todo”. ¡JA! Ni yo mismo, ni muchos de mis amigos, ávidos consumidores de música de casi cualquier estilo, somos capaces de abarcar ni una centésima parte de la enorme cantidad de discos que salen cada mes, así que ¿cómo alguien que no vive ni respira música todo el día “escucha de todo”? Ya sé que se refieren a cualquier estilo musical, a no hacerle ascos a nada, pero incluso si nos ceñimos a rock y metal solamente, es imposible estar al tanto de todos los lanzamientos, escucharlos y asimilarlos. Y también entiendo que es probable que mucha gente no quiera darle cancha a ciertos sonidos. Sé que el underground más extremo del grind/death y subgéneros derivados es muy difícil de digerir por su propuesta a veces desagradable y ruidosa (¡pero generalmente divertida!). Que ciertos discos de funeral doom o black metal depresivo no son lo que diríamos “la alegría de la fiesta” y el “oyente medio” escucha música para divertirse y no para amargarse (ellos se lo pierden...), y no extendiéndome más y ocupándonos del género que practican estos australianos, que el metal progresivo, especialmente si es técnico y extremo, requiere de mucha paciencia e implicación del oyente y, a veces, somos un público perezoso para según qué bandas, ya que analizar y pensar suele estar reñido con la diversión (sólo a veces).

Estas ganas de que incluso en el metal los discos sean “easy-listening”, hacen que grupos de diversa y compleja índole pasen desapercibidos y no reciban el reconocimiento que merecen o tarden años en emerger del underground. El caso más claro es el de Opeth, un grupo al que se ha citado como innegable influencia de la banda de la que vamos a hablar. Los suecos tardaron muchos años en conseguir un éxito más “masivo” que les ha llevado por fin a encabezar festivales y ser reconocidos como unos auténticos genios capaces de obras maestras atemporales. Y si hay una formación que no sólo ha seguido sus pasos de manera inequívoca, sino que ha engrandecido su propuesta agregando elementos propios que les dan una personalidad única y singular, sin duda son Ne Obliviscaris. El -ahora mismo- quinteto de Melbourne está de enhorabuena, ya que cumplen 20 años de carrera y, qué mejor manera de celebrarlo que con el recién salido del horno “Exul” (24/03/23, Season of Mist) y una extensa gira por Europa y EEUU, acompañados de nuestros vecinos, los siempre apetecibles, Persefone. Vamos a entrar de lleno en este lanzamiento sumamente interesante, no sin antes reconocer, hilando con lo que decía al inicio, que yo no escucho de todo, porque no todos los estilos de música me gustan y de los que me gustan soy incapaz de abarcar todo, así que reconozco que Ne Obliviscaris era un grupo que tenía pendiente desde hacía tiempo, y hacer esta reseña me da la excusa perfecta para zambullirme en su música; una música compleja, elaboradísima, muy emotiva y muy exigente de cara al oyente.

Cuando “Equus” comienza ya queda clara una cosa, y es que un grupo con unas composiciones tan elaboradas no puede tener una mala producción. Una banda como Ne Obliviscaris no puede sonar mal. Evidentemente, el sonido de “Exul” es a-co-jo-nan-te. Mark Lewis (producción, mezcla y masterización) repite tras “Urn” y nuestros oídos nos dan respuesta al por qué. Absolutamente todo suena nítido, cristalino y potente, saliendo muy beneficiados Dan Presland y Martino Garattoni, en la batería y el bajo respectivamente. El primero fue mi “primer contacto” con los australianos tras ver varios playthrough's suyos y, aunque ya no esté en la banda (al menos eso parece), su trabajo en “Exul” es, para variar, impresionante. Sus dobles bombos y blast-beats tiran para atrás y tan solo estamos al inicio del álbum. Aunque si hay un músico que va a destacar por encima de todos durante todo el trabajo es Garattoni. Estamos en el primer corte y ya me deja impresionado. Y además, va a ser la tónica, ya que es para flipar lo que hace con el bajo el natural de Rimini. Pero hablamos de “Equus” todavía, que va fluyendo, entre caña y guitarras acústicas, una voz limpia intensa y dramática a cargo de Tim Charles, quien también se encarga de tocar el violín, y unos guturales que Xenoyr ejecuta con agresividad y profundidad, pero que quedan algo enterrados en la mezcla, siendo ésta mi única queja en cuanto a la producción. Sin embargo, este primer corte es tan jodidamente épico que te deja sin palabras, porque si toda la maestría de la que son capaces con instrumentos y elementos “tradicionales” dentro del metal es bestial, cuando los violines y cellos hacen acto de presencia, entendemos por qué Ne Obliviscaris son una banda especial. La belleza que inoculan a los temas, el dramatismo y desgarro del que hacen gala, engrandece las composiciones enormemente. Además, junto a la voz melódica, dan un contrapunto casi cinematográfico a un tema gigantesco ya de por sí, en contraste con la parte final de la canción, machacona y contundente y con unos solos de guitarra en los que Matt Klavins y Benjamin Baret demuestran un buen gusto extraordinario.

Esta grupo de Melbourne no es ni por asomo el primero en usar violines en el metal, pero tal vez sí en darles un protagonismo constante, ya que formaciones que lo han usado de manera recurrente como mis adorados My Dying Bride, no le han dado una notoriedad tan continuada. Y hablando de continuaciones, “Misericorde I y II” son dos temas en uno, pero inteligentemente divididos y empalmados. La primera, que tiene el subtítulo “ As flesh falls” comienza más intrincada si cabe, rítmicamente hablando. La presencia de guturales es notablemente mayor y de nuevo es imposible no fijarse en el trabajo de Martino Garattoni. De verdad que es impresionante. Como impresionante es la aparición de los violines por primera vez en el tema, ya que aportan una gran cantidad de melancolía que se traduce en un dolor palpable. Pero los temas de estos muchachos son un carrusel de emociones y tras la aflicción proporcionada por los violines, la canción se endurece y mucho, para luego volver a bajar en agresividad y llevarnos a una parte donde Presland hace un interesante ritmo de batería, con un sonido menos producido y más ambiental y los violines crean tensión, una tensión que explotará en la épica parte final, con unas bellas melodías, pero sin dejar de ser incómodas y tensas.

“Anatomy of Quiescence” arranca seguida y calmada, con violines, cellos y ¿piano? (parece un piano, pero no lo tengo claro...) siendo la parte II de Misericorde. El inicio es triste y ambiental y evoluciona a una batería calmada y a unas guitarras que toman el protagonismo con virtuosismo y elegancia. Pero la travesía de emociones a la que nos someten Ne Obliviscaris no va a parar y tras una pausa vuelve la tensión. De cara al final es cuando aparecen las voces, tanto guturales como limpias, fundiéndose, tras habernos deleitado de nuevo con unas melodías muy cinematográficas a cargo de los violines. Tres temas llevamos (o dos si contamos como el mismo las dos partes de Misericorde) y los australianos han dejado claro a mitad de álbum que se manejan como pocas bandas fluyendo, jugando con las estructuras de cada corte y con las emociones del oyente, llevándolo de la agresividad y la velocidad, a la tristeza y al desgarro de sus melodías, por supuesto, todo pasado por un filtro de técnica y soltura instrumental digno de elogio.

El juego de palabras de “Suspyre”, muy acertado con la temática del álbum, es el que da nombre al cuarto corte de “Exul”. NeO van construyendo el ambiente poco a poco, son unos maestros en esto, hasta que hacen explotar todo con velocidad y guturales, destacando el intenso trabajo de batería, con multitud de cambios de ritmo y siempre acompañado, cómo no, de un bajo súper técnico. En “Suspyre” encontraremos además, un nuevo sentimiento hasta ahora no experimentado, y es que de cara a la parte media/final del tema, hay un giro a la oscuridad, convirtiendo a esta cuarta canción en probablemente la más ominosa, brutal y compleja de todo el álbum.

Y llegamos a la que posiblemente sea mi composición favorita del disco. “Graal” también tiene un comienzo complejo y con muchos cambios, está vez virando mucho hacia el death metal, siempre dentro del prisma de NeO, lógicamente. Dentro de esta tralla, los violines aportan cierto caos premeditado, cierta incomodidad, pero todo evoluciona a un ritmo bastante pegadizo, con uno de los riffs más poderosos de todo “Exul”. Tras el parón de rigor con acústicas, lucimiento del bajo y grandes solos de guitarra, volvemos a los riffs pegadizos y al death metal en una parte final que suena perfecta para despedida épica, ya que las guitarras con melodías dobladas, los solos espectaculares y la grandiosidad de todo lo que está sonando es gloriosa. Como digo, uno de los mejores riffs del disco, sonando oscuro y pesimista, y con los violines aportando más epicidad si cabe. Pero “Graal” no cierra, sino que lo hace “Anhedonia” o lo que es lo mismo: “la incapacidad de experimentar cualquier tipo de placer” por explicarlo brevemente. Ese es el título (y significado) del corte que cierra el cuarto lanzamiento de estos musicazos australianos. Un tema “instrumental”. Y lo pongo entre comillas porque sí hay voces, pero sin letra. Aún así no necesitan verbalizar nada para impregnar nuestros sentimientos de un aire depresivo y doloroso, ya que los violines se encargan de reflejar caos y pesar con melodías disonantes, todo por debajo de la melodía principal de este corte final.

No sé si es el mejor trabajo de Ne Obliviscaris, pero lo que sí sé es que “Exul” es toda una epopeya. Una odisea dolorosa, desgarradora y tremendamente emotiva, pero también un discazo de metal extremo progresivo, grandiosamente técnico, pero que sabiamente fluctúa entre el virtuosismo y las buenas melodías, exigiendo al oyente implicación para seguir sus cambiantes estructuras, pero poniéndoselo lo suficientemente fácil como para no perderse gracias a su buen gusto y a su inteligente uso de cada instrumento, dando al oído un aliciente en cada giro y recoveco escondido en cada canción. Así que no seas perezoso y dale una oída a este grupazo australiano, ya que como siempre digo, que grupos de la lejana Oceanía se acerquen por Europa es harto complicado y cuando lo hacen por nuestro país, no deberíamos tener excusa para perdérnoslos, puesto que suelen ser sinónimo de calidad. Y amigos, pocos grupos de tanta calidad compositiva nos vamos a encontrar en el metal extremo actualmente, que estén a la altura de Ne Obliviscaris.

NE OBLIVISCARIS INCENDIAN 2023 CON SU NUEVO TRABAJO

Viernes 26 de mayo 2023
Sala Changó (Madrid)
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Sábado 27 de mayo 2023
Sala La Nau (Barcelona)
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