Reseña: Amenra 'De Doorn'
Hay discos a los que es muy difícil enfrentarse y salir indemne. Discos que, parafraseando a Nietzsche, son como mirar al abismo y, si hay sinergia entre músico y oyente, ese abismo te devuelve la mirada y te engulle y te destroza; te hace sentir que no somos nada más que carne por la que, cuando deje de fluir la sangre, se pudrirá, y acabaremos convertidos en polvo, bajo tierra, habiendo sido intrascendente nuestro paso por el mundo.
Aunque Amenra hayan cambiado la nomenclatura en esta ocasión y la palabra “mass” (misa) haya desaparecido, no dejamos de encontrarnos con una especie de liturgia opresiva en “De Doorn” (Relapse 25/06/21), un disco minimalista, doloroso y muy introspectivo, que requiere de un estado de ánimo muy concreto para escuchar de principio a fin, ya que estos belgas no lo ponen nada fácil. No esperéis momentos memorables ni puntos álgidos a resaltar, sus cinco canciones son un TODO que si logra atraparte te lleva a la atmósfera más lúgubre y triste que puedas imaginar, una atmósfera nunca recargada, pero siempre efectiva.
Cuando le damos al play y “Ogentroost” empieza a sonar, nos damos cuenta de que de alguna manera estamos en el punto de salida de un ritual. Con un comienzo ominoso y oscuro, es sólo el principio del viaje que estamos a punto de emprender, en el que nos encontramos que Amenra utilizan ciertos recursos que repetirán a lo largo de la tortuosa travesía. El más destacado serán las voces narradas a cargo de Colin H. Van Eeckhout, algo que hará en casi todos los temas para acabar con sus característicos alaridos, que en diversas ocasiones, como en esta primera canción, sonarán en contraste con la voz angelical de Caro Tanghe (Oathbreaker). Utilizar las voces de esta manera no hace más que reforzar la idea de que la palabra misa podría haber estado de nuevo en el título del álbum, ya que aportan un carácter casi de sermón, de ritual, como comentaba anteriormente.
Ya adelantaba al inicio que el disco es más un todo homogéneo que una colección de pistas y esto es evidente con los tres primeros temas. Sin solución de continuidad, fluyen seguidos como una única canción, siendo “De dood in bloei” a la vez outro e intro del primer y tercer tema. El ambiente de este corte, continua el iniciado por “Ogentroost” aunque en este caso con cierto aire de redención y quizá algo de luz, carente en su predecesor. Es evocador, etéreo y calmado, todo lo contrario que “De evenmens”, que comienza directo, agónico y asfixiante. Aunque nos da un respiro en su interludio, con guitarras limpias y unas voces melódicas que casi parecen un canto religioso, pero que son un espejismo, ya que todo acaba con Colin y Caro desgañitándose de lo lindo.
Como amante del doom metal en todas sus vertientes, la etiqueta post-metal a veces me ha chirriado. Entiendo que, especialmente en el underground, tendamos a englobar a las bandas en un estilo concreto para no perdernos entre tanta propuesta, pero muchas veces creo que tildar de post-metal a una banda es simplificar mucho las cosas. Con Amenra (y algunas otras) me pasa que veo muchos, pero muchos elementos del doom en lo que hacen. Y sí, no son My Dying Bride, pero me recuerdan mucho a ellos, al menos en el sentimiento que evocan. “Het gloren” me recuerda a la formación británica hasta el punto que, si quitaran los elementos “góticos” (me da rabia escribir esto) que tiene la banda de Aaron Stainthorpe y lo pasaran todo por un prisma minimalista, como resultado tendríamos el cuarto corte de “De Doorn”; con diferencias obvias por supuesto, pero creo que entendéis por dónde voy. El inicio es muy doom metal y el tema, que se divide en tres movimientos, pasa por un pasaje limpio -de nuevo con voces narradas- para terminar con el riff más intenso y blacker de todo el álbum.
Cerramos con “Voor Immer”, corte que no podía estar mejor ubicado debido a su aire de despedida, de nuevo casi de sermón religioso. Paradójicamente, es la canción con mayor contraste, ya que tras su inicio calmado, nos encontramos con la parte más agresiva y épica para finalizar, saturando el sonido y cerrando la experiencia a la que nos han sometido durante los 46 minutos que dura el doble LP.
Nos hemos enfrentado al abismo, nos ha engullido y no sé hasta qué punto hemos salido indemnes. Lo que sí sé, es que cuando Amenra presenten “De Doorn” en directo en las fechas que están por venir, saldremos de la sala cambiados. Si ya en disco son toda una experiencia, su solemne, dolorosa y oscura propuesta en directo nos va a aplastar. Y no se me ocurre mejor catarsis en los tiempos que corren, que el minimalista y lúgubre espectáculo que los belgas nos van a ofrecer.
Amenra nos visitarán en abril de 2022.
Sábado 16 de abril 2022, 18:30 hrs.
Sala Mon (Madrid)
Anticipada: 25€ / Taquilla: 30€
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